lunes, 31 de agosto de 2009

La Terrible Historia de Asombrosa Caída


Sábado 29 de abril de 2009… son aproximadamente las 12:15 am y el rey diurno al micrófono da por concluido el festival rock por la influenza 09 de la siguiente manera:

¡Iiiia se acaaabooo estu señoras y ieñores!, perooooo, la verdad, la netaaaaa…

¿No creen queeee es demasiiiiado tempreeno pa’dejar de psstiar?

Estas palabras expedidas directo de la mismísima boca del rey David, iluminaron los pensamientos, estómagos y gargantas de la gran masa de alcohólicos empedernidos que permanecía a la espera de un nuevo lugar para continuar con la ingesta de tan sublime elixir.

Y una pregunta se develo en mi pensamiento:

¿Quien carajos tendría la iniciativa de proponer su casa, o patio, o ya cuando menos una cochera que nos sirviera para continuar bebiendo y conbebiendo en esta celebración tan honorable?

Nadie, absoooolutamente nadie hermano.


Fue entonces que supe que si quería seguir bebiendo, no tendría mas remedio que proponerles marcharnos al cuarto de ensayo de la banda; ya que sin duda, era el sitio mas cercano y seguro en el cual podríamos continuar festejando sin mayor problema.

Decidido esto, me apresure a informarles a todos y en especial al diurno (que se encontraba interpretando a todo pulmón una rolita de su mítico héroe James Douglas Bumbury) que ya había encontrado un excelente lugar para continuar bebiendo.

La mayoría estuvo de acuerdo. Y todos juntos pero separados, nos dirigimos hacia las entrañas de una larga, pero larguiiiiiiiiiisima velada.

Los primeros en arribar al lugar: fuimos el Diurno y su servidor, y como ya es una costumbre cada que se llega al ranchou, le dije que sacara un leve de jade para ponchar un gallardo y fumárnoslo tranquilamente en el lugar de costumbre; total, teníamos tiempo en lo que comenzaban a llegar los invitados a la celebración.
Diurno asintió con la cabeza, y con mucho trabajo: dado que ya se encontraba bastante borracho, saco el yeid de su bolsa y lo puso en mi mano. Yo lo tome y le propuse que nos fuéramos a fumar a la gradería: que es el lugar donde habitualmente fumamos. El accedió, y sin demora nos pusimos en marcha.

Una vez que llegamos a dicho lugar, tome con mi mano el encendedor azul del Diurno y sin demora alguna: le di fuego al toke.
Al poco rato de que comenzamos a devorar el flavio, decidimos unánimemente recargamos a reposar tranquilamente en la mini terraza blanca del lienzo. Que como saben los que ya la conocen, se encuentra justo detrás de la gradería principal de la entrada. Y por dios que estábamos tan a gusto quemando el bosque, que para cuando recordamos que esperábamos a mucha más gente, el tiempo se había esfumado tan veloz como lo hace el Jonson en manos del rey.
Así que para cuando pude reaccionar y tomar conciencia de este hecho, la mayoría de las personas había llegado, y de hecho se había dirigido lógicamente hacia donde nos encontrábamos nosotros.

Mmta el plan no era quedarnos aquí, pensé, pero igual no vislumbre mayor problema: total, que diferencia puede haber entre pistear un en un cuarto de ensayo o hacerlo en una gradería. Al fin de cuentas es lo mismo, además, yo ya agarre la concha y me da pereza desplazar a toda la gente hacia el otro punto: así que aquí nos quedaremos, chingue a su ma.

Poco a poco fueron apareciendo todos los personajes oscuros que querían continuar con la celebración y la fiesta del vino 2009. Y en el ambiente del lugar se comenzó a respirar la presencia y el potente olor a vino de algunos animales trasnochados; Uno de ellos, era nuestro actor principal de aquella noche: el sr Carlos Besenthal. Que por cierto, arribaba súper animado a la fiesta; ya que como nos comentara posteriormente el guru Samuel Hernández: Charly había estado bebiendo enormes cantidades de whisky cuando se encontraba en el Tokin, y como consecuencia de su abultada ingesta, se sentía realmente bien, se paseaba por aquí y por allá, saludaba a hombres y animales por igual, cagaba el palo a diestra y siniestra, todo cooool, ese es su innegable e inconfundible estilo. ¿O no?

Mientras el comandante Besenthal se daba un festín estilo romano sobre la gradería del ya mencionado lienzo, yo me encontraba en joda yendo y viniendo a abrir la puerta de entrada, ya que la banda nomás no dejaba de llegar. La verdad que esta situación me estaba llevando lentamente y poco a poco hacia un oscuro y violento colapso mental. Así que antes de que mi volcán interior escupiera de forma brutal toda su nociva lava, decidí serenarme, “contar hasta diez” y dirigirme inmediatamente en dirección a la botella de juanito el caminador que aguardaba por mí en las nobles manos del GRAN Charly Besenthal..

Me dirigí directo hacia donde aguardaba la bolla de whasky; y en cuanto pude prepararme y beber mi vaso de pisto bien frió: me sentí alegre y gustoso de continuar por mucho mas tiempo con la peda; a pesar claro esta, de las constantes idas y vueltas que me tendría que aventar para abrir la puta puerta (como lo escribiera el maestro Javier). Total, todo bien por fin. De repente, de la nada aparece el buen Francis que me obsequia un rooster que acaba de forjar, y yo en lo profundo de mi interior le agradezco infinitamente. Arrebato de su blanda mano su creación y me dispongo a devorarla; Cuando repentinamente se aparece frente a mi Carlitos Besen. Hay weyyyy, pensé, y al verlo parado tan cerca de mí; en una reacción impulsiva, lo único que pude hacer: fue ofrecerle amablemente una fumada de mi porro. Contra todo pronostico, mr. Besenthal estiro su mano derecha, tomo el Flavio con sus dedos índice y pulgar e inhalo el humo en 4 ocasiones. Al finalizar este procedimiento, me devolvió el Johny con total naturalidad de pacheco y exhalo el humo a sus anchas.

Charly disfrutaba ENORMEMENTE de la fiesta; en ese momento, para mi, Carlitos ostentaba el segundo lugar en cuanto a alma fiestera se refiere; porque es indudable que el día de hoy, el Diurno, ostentaba la corona de dicha categoría, y para esas horas de la madrugada, francamente se veía difícil que alguien le pudiera arrebatar el trono de la especialidad.
De pronto, y antes de que pudiera arreglar las ideas en mi cabeza: Besenthal se despidió con gran animo de mi, me dio las gracias por los fumes y se marcho. Tan solo para proseguir mas animado que nunca con su habitual cagades de palo. Lo había decidido, ahora sus victimas serian Belén y Gordo, por lo que Carlitos se dirigió hacia donde se encontraban los susodichos abrazados, y blasfemó como cuchillito de palo:

¿hey, hey, hey, porque ustedes dos están abrazados si no son novios?

Y justo antes de que nuestro héroe pudiera expulsar su singular y estridente risa burlona, de la boca de Belén salio disparado un terrible grito:

¡Aguas Charly, no te vayas a cae…

Al escuchar este inesperado grito, mi cabeza giro en automático solo para ver en slow motion la caída de nuestro héroe Carlos Besenthal hacia el ruedo de arena del lienzo. Fueron cuatro segundos de respiración contenida y fueron dos metros y medio de caída libre hacia su destino.

¡Nuestro héroe había caído!

El sonido del impacto de su cuerpo: de un metro con noventa y cuatro centímetros de largo por 120 kilos de peso, fue ensordecedor. En cuanto pude reaccionar, trate de acercarme a la tarima para ubicar el lugar donde Carlitos se había desplomado y verificar que se encontrara en buen estado. Pero antes de que pudiera dar el primer paso hacia el frente, nuestro héroe apareció girando como si fuera tapete desenvolviéndose y quedo inmóvil, boca arriba, en estado de shock y en total silencio.

Todo mundo se había paralizado durante el breve lapso que duro la caída del valiente; pero en cuanto todo había terminado las reacciones no se hicieron esperar. Gritos y risas igualmente estridentes se dispararon en todas direcciones e inundaron pronto la atmósfera del lugar.
En ese momento, todo me parecía irreal, justo como una tragicomedia. Y de pronto lo primero que pude distinguir en medio del caos, fue un agudo grito de mujer que exclamaba:

¡Se cayó Charlyyyyy!

Acto seguido, el maestro Samuel se repone mágicamente de la pedota que se cargaba, y justo antes de que su esposa (alma) pudiera gritar:

¡Samuel, no te vayas a aventar!

El heroico maestro se encontraba ya en el aire y volaba en dirección hacia el lugar donde Carlitos reposaba inmóvil y mudo. No supe en ese momento que pretendía el maestro saltando hacia el lugar de la tragedia, ya que se encontraba totalmente alcoholizado; apenas unos minutos antes yacía dormido como bebe sobre el regazo de Alma su esposa, y ahora se encontraba volando por los aires, sin importarle un comino su integridad física solo para poder rescatar a su amigo Besenthal. (Realmente que grande es el maestro Samuel)

El Samy aterrizo mal hecho a un costado de sir Carlos Besenthal, y enseguida se acostó a dormir a su lado. El Sr Carlos no daba muestras de vida, por lo que mucha gente se precipito a bajar por las escaleras, que por cierto, se ubicaban a 10 cm de donde el gran Samuel saltara hacia el vacío.

Cuando al fin pude llegar a la escena, nuestro compañero Besen ya se encontraba diagnosticado por uno de esos supuestos paramédicos que nunca faltan en este tipo de celebraciones. Era uno de esos que seguramente solo estudiaron una clase de primeros auxilios en la primaria, y de repente ya son todos unos expertos en la materia. Además de que claro, siempre un acto de heroísmo y valentía como ese no esta de más para generar una buena impresión con las féminas ahí presentes. Nuestro misterioso “paramédico” había salido de la sombra para decir: aquí estoy nenas, véanme como tomo el control de esta crisis y lo soluciono todo.

Total que este sujeto comienza a examinar al sr Charly y atinadamente comenta: tiene un brazo roto. Pues claro que tiene un brazo roto pendejo, nomás hace falta ver lo grotesco de la posición del brazo en relación con el hombro. Creo que para deducir estas cosas hasta el mismo Besenthal. Que en ese momento se encuentra recostado sobre la superficie del lienzo tratando de deducir como es que el estaba abajo y todos los demás arriba. Pero bueno, el tipo continúa, es todo un profesional y se toma muy enserio su papel de pseudo paramédico, toca aquí, mueve allá y como es evidente en un profesional de los primeros auxilios; cada movimiento y toque es precedido por la pregunta: ¿sientes dolor aquí, allá, acullá? el tío es realmente una chingoneria. Y bueno, cuando al fin esta mega reata termina su meticulosa revisión, concluye de la siguiente manera: el brazo esta roto, todo lo demás esta bien. Así que lo que necesito que traigan son un par de tablas para poder entablarle el brazo.
Wow…


En ese momento yo solo podía pensar una sola cosa:
“esa es la idea mas estupida que haya escuchado jamás, además…
¿Quien se supone lo va a entablar?, ¿el supuesto paramedico?...

Pobre Charly… de verdad creo que ya valió madre.


En medio de la confusión, me aleje del lugar del incidente en busca de las mentadas tablas. Para mi lo lógico fue dirigirme hacia el cuarto de ensayo, ya que como bien saben todos los que algún día han estado por allí; es una especie de mansión para cucarachas y ratas que habitan en plenitud entre las pilas de objetos arrumbados que dan ambiente al lugar. En fin, cuando me introduje en el cuarto note algo extraño, ya que el único foco funcional del lugar se encontraba prendido. Que raro, pensé; y continué avanzando por el pasillo principal, cuando de repente… ¡oh sorpresa!, el dios se encuentra pistiando absolutamente solo en la barrita del cuarto de ensayo, y como una inmensa coincidencia, lejos y aislado de donde se suscitaba la tragedia. Al verlo me acerque rápidamente hasta donde reposaba y le dije: se cayó charly y se rompió la madre. A lo que prontamente me respondió: que baboso. Y todas las palabras que sucedieron a estas, hacían referencia a la misma idea, por lo que me limite a escucharlo y buscar las malditas tablas de shit. Cuando al fin pude encontrar una más o menos decente para la operación, la tome entre mis brazos con gran fuerza y regrese al lugar de la tragedia. Perdí de vista al dios cuando abandone el cuarto.

Logre regresar a mi punto de partida y note que la paranoia se había incrementado en los espectadores de la tragedia. Así que trate de no intimar en detalles con nadie a mi alrededor y me dirigí hacia donde se encontraba el “paramediquito” para entregarle las tablas y que hiciera lo suyo. Pues tal vez solo así podríamos continuar con la celebración. Pero cuando el pseudoparamedico hecho un ojo sobre las tablas que sostenía en mi mano y asumió que seria el quien tendría que entablar a nuestro héroe Besenthal; comenzó a advertir que la mejor opción en este caso, indudablemente era hablarle a una ambulancia, claro esta, para evitar cualquier contrariedad y demanda posterior sobre su persona o la de Besenthal.

¡Vaya!

Por fin una puta idea lucida en medio de la idiotez.

Acto seguido: el maestro Samuel aparecía totalmente recuperado de entre la nada. Y por su gran similitud con el también maestro Jesucristo. Me pareció estar experimentando una forma de resurrección como la que sucediera hace ya más de 2000 años; solo que esta vez, no había resucitado para subir al cielo, sino que lo había hecho para salvar a nuestro pobre diablo Carlos Besen.

Samuel se paro firme como tronco a un lado de Charly, y sin decir mucho, logro levantarlo y ponerlo de pie, y una vez conseguido esto, nuestro guru, inteligentemente lo dirigió hacia la zona donde se encontraban estacionados los carros.

Por fin, parecía que todo se había solucionado; solo faltaba la ultima muestra de altruismo, la mas grande de toda la noche: ¿Quién carajos iba a llevar a Carlitos Besenthal hasta el hospital? Y por ende a perderse de la peda, que para entonces ya estaba bastante avanzada y por ende difícil de dejar. Había que tener un corazón gigante para cumplir con esta proeza. Y por fin en medio del silencio, la pregunta fue arrojada:

Bueno, entonces…

¿Quién me hace el paro de llevarme al hospital?

Tómala cacheton; un silencio abrumador se apodero de inmediato de la escena, y yo en medio de este gran hoyo negro, me sentí tentado a decir “YO” contra toda mi voluntad. Y es que pobre cabron. Sin embargo, esto no sucedió gracias a la redentora voz del mariposa Vázquez que pronuncio solemnemente: yo lo llevo. WOW; al escuchar estas palabras mi corazón brillo de alegría. Por fin, al finnnnnnn todo parecía terminar.

Despedí a Charly con un: “suerte caon”, y al mariposa me limite a decirle: “vete con cuidado carajo”. Pero lo único que realmente quería en ese momento, era otro puto whisky heladísimo y poder al fin olvidar toda esta fanfarria. Mariposa prendió el motor del carro y arranco. Pero poco antes de que pudiera darme la vuelta y dirigirme ansioso por mi bebida, pude escuchar el grito de nuestro héroe a todo pulmón que pronunciaba un mesiánico consejo aprendido lamentablemente a la mala por el sr Besenthal:

¡Te dije puto, las drogas destruyen!

Acabado de decir esto, una sonrisa se dibujo en mi rostro.

Hasta el momento no logro recordar si esta sonrisa fue provocada por la arrepentida frase de nuestro valiente héroe, o solo porque sabía que por fin iba a poder seguir bebiendo sin interrupciones. Al parecer nunca lo sabré. Lo que si se, es que toda historia tiene su conclusión, y esta no es la excepción como nos lo mostraran las reflexivas palabras del dios.

Pinche dios ¿Qué opinas de la lamentable caída del niñosaurio?

Hasta cierto punto: estuvo bien que se cayera el Charly.

AMEN